Según muchas fuentes de información «tras las vacaciones, veremos picos de 150 euros«. Expertos avisan con el precio de la luz cuando acaben los meses más calurosos del año.
Tras unas semanas de cierto alivio gracias a un aumento puntual de la producción eólica, la factura de la luz vuelve a tensarse. El precio medio mayorista de la electricidad en la recta final de julio se ha situado en 72 euros el megavatio hora, un respiro temporal que no logra esconder una tendencia preocupante: en lo que va de año, encender la luz es más caro que en 2024.
El viento ya no ayuda
Las claves para que el precio medio mayorista hasta Julio haya subido un 40% respecto al año pasado son la falta de viento y la mayor presencia de los ciclos combinados de la quema de gas, sobre todo desde el apagón. Ya supera los 60 euros MWh y sigue al alza.
Según los datos analizados con realismo, si seguimos con calor y poca eólica, seguramente veamos picos de 150 euros MW hora o más. Porque el contexto importa: el sistema eléctrico español está mostrando una alta sensibilidad al clima, especialmente en verano, cuando la demanda se dispara y las renovables no siempre responden al mismo ritmo.
Ya lo notamos en la factura
La subida ya se está dejando sentir en el bolsillo de los hogares. Quienes tienen contratada una tarifa regulada, directamente vinculada al mercado mayorista, han pagado en julio una media de 72 euros, lo que supone 25 euros más que en mayo y un 13% más que hace un año, cuando aún se aplicaba la rebaja del IVA. Aunque estamos lejos de las facturas de más de 100 euros que se registraron durante la crisis energética provocada por la guerra en Ucrania, el repunte no deja de ser significativo.
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La pregunta ahora es: ¿qué pasará tras el verano? La respuesta depende de muchas variables, pero el mensaje de los expertos es claro. Si el viento no sopla y el calor no da tregua, las familias españolas podrían encontrarse con facturas mucho más abultadas cuando regresen de vacaciones. Una situación que no solo pone a prueba la economía doméstica, sino también el modelo energético nacional.
El precio de la luz no solo es una cifra en la factura: es un termómetro que mide la eficiencia energética, la dependencia del gas, la volatilidad del mercado y, sobre todo, la vulnerabilidad de muchas familias. Y de momento, todo apunta a que habrá que prepararse para un otoño caliente… también en términos eléctricos.
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